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Lucrecia Martel

  • Foto del escritor: Mica Kasty
    Mica Kasty
  • 17 jul 2019
  • 2 Min. de lectura

Nacida en Salta, Argentina, es directora y guionista argentina. Se formó en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) en Buenos Aires.

Comenzó su carrera a los 22 años, cuando dirigió El 56 (1988), su primer cortometraje. A este le siguieron Piso 24 (1989) y Besos rojos (1995), entre otros. Este último ganó por su guion el concurso “Historias breves” del Instituto Nacional de Cine (INCAA). En el ámbito televisivo, dirigió la serie de televisión D.N.I (1995) y Magazine For Fai, un programa poco convencional que marcó la historia de actores reconocidos en la televisión argentina.


Luego de dedicarse a los cortos, a los 35 años lanzó su primer largometraje, La ciénaga (2001) por el cual obtuvo numerosos premios en festivales alrededor del mundo, entre ellos Sundance, Toulouse, La Habana (uno de los más importantes del cine lationamericano) y Berlín. En este último, fue nominada al Oso de Oro, aunque no ganó el premio.


En 2004 su segundo largometraje, La Niña Santa fue nominada a la Paloma de oro en Cannes. Además, fue nominada a cuatro Cóndores de Plata, premio otorgado por la asociación de críticos cinematográficos argentinos.


Su tercer film, La mujer sin cabeza (2008) fue íntegramente rodado en la provincia de Salta, su provincia natal. Fue seleccionado en Cannes y ganó varias premiaciones, entre ellas los Premios Sur 2008 y el Festival Internacional de Cine de Rio de Janeiro. En 2011 obtuvo el premio Konex (uno de los premios más prestigiosos de nuestro país) como una de las 5 mejores directoras de cine de la década.


Luego de casi 10 años sin hacer películas, Martel estrenó, en 2017, “Zama”, un drama argenino-brasilero. Sobre esta película, la directora aseguró nunca haber estado en un rodaje tan emocionante: “estuve semanas trabajando con el barro a la rodilla, días con el agua a la cintura, muchas lenguas distintas: Qom, portugués, guaraní, haitianos que hablan francés, en fin, inolvidable”.


Cuando hablamos de Lucrecia podemos hablar de una directora que sale de los libretos. Suele estar mucho tiempo fuera del foco de la noticia, dice que para ella es mejor alejarse de lo común, de lo político, de todo lo que vivimos día a día que te distrae y no te deja ver lo que está fuera de lo común. Asegura que no sirve estar mirando cine en todo momento, ya que pareciera que estuviera todo inventado, hay que ver lo que está más allá, que es lo que se puede contar.


En 2018 Lucrecia Martel fue convocada para dirigir la nueva película de Marvel, Black Widow. La directora rechazó la oferta ya que la producción no la quería para producir las escenas de acción, sino sólo para la construcción del personaje. Martel disparó contra la industria del cine de superhéroes, asegurando que su interés por resaltar la presencia de los personajes femeninos “no es genuina”: “pretender que por poner una mujer al frente de una película de superhéroes el problema del feminismo se soluciona. Wonder Woman no va a salvar a las mujeres de la dictadura de la cintura de avispa”, declaro la directora salteña.

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